SIN PERDER LA COSTUMBRE
By: Freestyle Señorita
First off, bienvenida otra vez ALARCONSP.
Secondly, con tanta vacación que tuve no sé ni por donde empezar a escribir.
En mi lista mental tengo varios topics, los cuales seleccioné por orden de importancia:
-Dude! Where are mis D&G.
-Carnaval 2009.
-Pret á porter buchón.
-Tintes para el cabello.
-Mi reciente visita al odontólogo.
Como siempre, quisiera hablar de todo, aunque termine acaparando más cuartillas de las que el interés general me permite. Así que si me extiendo un poco (demasiado) háganmelo saber. Sus comentarios retroalimentan la página y aceptamos todo tipo de golpes. Como dirían los guapillos de nariz bonita y respingada “donde quieras, menos en la cara please”. Y en friega adoptan posición fetal hasta que les dan en la madre. Piernas rotas, clavículas descuadradas, espalda fracturada, pisoteados, ensangrentados, jodidos, y en la cara, ni un razguño. FIU!
A mi por eso nunca me han gustado los eventos masivos. Digase, conciertos, desfiles, y en general todo tipo de espectáculos. De solo pensar en tumultos, I get the chills, me dan nauseas, mareos y nomás no. Si tienes suerte, disfrutas el evento y sales con vida, si eres de los de mala suerte, o en su defecto, pelionero, arguendero, chile bola, mitotero y hasta defensor de la justicia, te pueden partir la mandarina en tres gajos sin pensarlo. Una mirada mal dirijida puede significar navajazo seguro, y un comentario hecho a destiempo te puede causar hasta la muerte.
But wait.
Si hubiera maestría en DRAMA, me hubiera graduado con honores. No todo como lo platico pasa, tiendo a exagerar un poco las cosas, y a veces de tan dramosa que soy, me paniqueo sola y yo sola, otra vez, me calmo, me terapeo, y termino como toda la vida en la mera mata.
Así recibí el Viernes de Carnaval; y el Carnaval en agradecimiento por la confianza, me recibió con el Sinaloense, en plena Machado, cuando la noche apenas se empezaba a poner sabrosa.
Mientras recorro la vendimia de acceso, pieso: A quien no le gusta el carnaval? Estamos hechos para el, como el para nosotros. Nacimos para carnavalear. Es una de nuestras virtudes mazatlecas. Nos empalaga. Lo mismo la banda. Quien diga que no le guste la banda, aquí si, es un freak. Y no quiere decir que tengas que ser experto en quebraditas y caballitos, o que tengas que cantar a todo pulmón el repertorio del Recodo, o que te sepas todos los títulos de las melodías de viento. Sino de estar orgullosos de nuestras tradiciones, de nuestra música y nuestras raíces, porque aquí vivimos y de aquí somos.
Dicho esto…
Esboso una sonrisa y con pie firme me dirijo a dar la primera vuelta triunfal por toda la plazuela con el pretexto de haber que veo, pero en realidad lo hago por recordar aquellos tantos años que la recorrí, entre primos y amigos, huevos, confeti, antifaces, pistolas de agua y lo mas nuevo que ya no me tocó, sprays de espuma. (Que la verdad que bueno, porque han de haber estado carísimos, aparte de que esa moda fue la más efímera de todas). Y no es que haya sido de mi época, pero las pistolas de agua eran el HIT.
Me acuerdo que a mi hermano (por ser hombre solamente) le compraron una super bazooka tamaño acordeón, con presión a chorro que toda la vida quise haber tenido en mis manos. Es de las pocas veces que me he sentido relegada por ser mujercita, así que me tuve que conformar con la pistolilla rosa transparente que se le salía el agua por el mismo pozito por donde se llenaba. Ese año was no fun at all! Y cada que estaba a punto de desmoronarme porque no iba bien armada al carnaval, mi hermano, de poca fiesta, siempre terminaba prestándome su super bazooka, y nos turnábamos para corretear a los menos afortunados.
El episodio de celebración de misión accomplished consistía en hot cakes y paletas de azucar, en la banquetita de la Calle cuyo nombre le hace honor a nuestra fiesta. La Gran Entrada al mundo donde hasta los niños se desvelan. Y la que siempre nos veía partir, llorando y pataleando porque nunca era suficiente, y nada rebasaba el nivel de diversión que teníamos en esa época del año.
En el tiempo que definitivamente me retiré del argûende, fue cuando se dieron las dichosas filitas que arrasaban con lo que se encontraban enfrente. Y no es que no llevara un bandón, pero, seamos honestos. En serio hay gente P-E-R-R-A, y sin consideración de nada. Reinaba la ley del monte (donde la Greis se perdió después de la fiesta del kiki y el propa), jamás la he visto de nuevo.
Anyway, uno ahí todo débil y buena gente, me pegaron unos arremangones que como su nombre lo dice, un año estuve a punto de perder la manga de mi sueter rojo de pelo de gato angora porque me tocaba ser la “dirigente” de la fila. ERROR. No lloré del coraje y la misión ese año fue buscar a la fierecilla salvaje que casi me ocasiona un desastre de la moda. Hasta eso, la encontré, y ya con toda mi fila puesta de acuerdo previamente, quedamos en arrasar con todos hasta la muerte y acto seguido, correr por nuestras vidas y encontrarnos en el vestíbulo del Angela Peralta, que para ese entonces se consideraba como zona de Paz, y era el spot donde la mayoría de mis amigos hangeaban.
Dicho y hecho. Nos llevamos a toda la colonia de una. Casi los devolvíamos hasta donde vivían y mi brazo todavía punzando por el estirón de la discordia, dejó de sentir dolor por el breve espacio que disfruté mi victoria.
Después de mis años con los hippies bailadores del Angela Peralta, siguió el Dionisios.
Que rápido crecemos verdad?
Ahí pasé uno o dos años. Ya que de plano la Machado no tuvo salvación para mi gusto, y realmente no era divertido estar ahí. Andaba de rebeldona, y la banda, aunque siempre me ha gustado, esos años la dejé en mute, y la cambié por cosas mas a la mode.
En el carnaval del 2004, me enamoré del amor de mi vida. Y el siguiente año (2005) celebramos el Carnaval con los VENADOS, cuando se coronaron campeones de su liga de invierno y para hacer la cosa todavía mas emocionante, ganaron la SERIE DEL CARIBE en su propia cede. Ese ha sido de los mejores carnavales de mi vida. A decir verdad, siento que el mejor.
Y aunque las modas carlestolengas cambien, la gente crezca, y nuevas generaciones vengan. Siempre esperaré estos días con anticipación, así termine sentada como antes lo hacían mis papás, en las mesitas de la aceras, cenando, y viendo a mi hijo divertirse, crecer y correr a lo largo y ancho de toda la plazuela Machado, al son del Sinaloense, y si me va mejor, al son del Corrido de Mazatlán.
Continuará...
Puro Mazatlán chiquita!
